
Nuestra oración es a la vez un encuentro personal con Dios y una misión comunitaria, en comunión con la iglesia y al servicio de la humanidad.
La espiritualidad de las Hijas del Corazón de María inspira y fundamenta su manera particular de oración:
Una oración sencilla, profunda y confiada, a ejemplo de la Virgen María, que permite colocar delante de Dios nuestra vida y nuestras situaciones cotidianas, seguras de su amor y misericordia.
Una oración de profunda intimidad con los corazones de Jesús y de María, que nos invita a reproducir en nuestra vida sus sentimientos y virtudes.
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Una oración contemplativa que lleva a encontrar a Dios en todo y en todos. Esto exige largos tiempos de silencio humilde y confiado delante del Señor y de su presencia Eucarística, para poderle reconocer, amar y servir en medio de las realidades cotidianas. Una oración de discernimiento que conduce a la Búsqueda permanente de la voluntad del Padre para ordenar y orientar nuestra vida según el querer de Dios. Nuestros fundadores nos invitan con su vida y su palabra a orar sin cesar, a hacer de nuestra vida, una ofrenda agradable a Dios. En la vida cotidiana, nos encontramos con Dios de manera especial:
• En la contemplación de su Palabra
• En la Eucaristía
• En la adoración,
• En la oración Mariana
En los retiros, triduos y ejercicios anuales. |