
La espiritualidad de las Hijas del Corazón de María es de filiación ignaciana, con unos aspectos propios, dados por la inspiración y experiencia de nuestros fundadores.
La espiritualidad ignaciana, es una espiritualidad de oración y discernimiento que nos lleva a ser contemplativas en la misión, buscando siempre la voluntad del Padre, a fin de que nuestra vida y nuestro obrar se orienten a la mayor gloria de Dios en la vivencia del MAGIS como actitud permanente, al servicio amoroso de los hermanos en comunión con la Iglesia.
Es una espiritualidad que brota de la experiencia de intimidad con Dios en los Ejercicios Espirituales, en los cuales se busca ordenar la propia vida a la luz de la Palabra y encauzarla hacia el compromiso apasionado por el Reino a ejemplo de Jesús y de la Virgen María, quienes supieron encontrar a Dios en todo y en todos.
Esta espiritualidad está enriquecida por los elementos propios, dados por nuestros fundadores: Amor a la Eucaristía y adhesión a los Corazones de Jesús y de María como invitación continua a modelar nuestra vida según sus sentimientos.
Esto implica que a partir de la oración contemplativa y de la experiencia de discernimiento permanente, nuestros pensamientos, sentimientos, deseos y acciones, se van conformando según los sentimientos de Jesús y de María, a fin de hacer presente el amor misericordioso de Dios en el corazón del mundo.
Nuestro Nombre de Hijas del Corazón de María nos recuerda "que la Virgen María totalmente entregada a la persona y obra de su Hijo, es el modelo de su amor por Cristo" y por la humanidad. (Const. No 1). Es propio de nuestra espiritualidad amar a la Santísima Virgen, honrarla y hacerla amar.
A partir de lo anterior se destacan cuatro Rasgos
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"Comunión Eucarística y Eclesial"
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HIJAS DEL CORAZÓN DE MARÍA, IMPULSADAS POR EL ESPÍRITU,
MUJERES DEL SIGLO XXI, ENVIADAS EN MISIÓN
Doc. C.G 2011
Vivir del Espíritu de Jesús es vivir con María una espiritualidad de comunión en Iglesia. La Iglesia construida sobre Pedro es la Iglesia de Cristo. “No se pertenece a la Iglesia de Jesucristo sin pertenecer a la Iglesia que El, construyó sobre Pedro”, decía el Padre de Clorivière.
En María se encuentra la gracia del camino, porque ella conoce la fuente: es el canal por el que el Señor hace descender sus gracias hasta nosotros, vaso espiritual de donde sacamos todas las gracias.
El Padre de Clorivière, ve el Corazón de María como una fuente apostólica que orienta hacia el servicio, hace participar en la Misión del Hijo, fortalece el interior: el Corazón de María es, para nosotras, fuente de valor, hogar de caridad, canal de misericordia.